domingo, 13 de septiembre de 2009

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martes, 11 de noviembre de 2008

EL TABAQUISMO




El tabaquismo es la adicción al tabaco provocada, principalmente, por uno de sus componentes activos, la nicotina; la acción de dicha sustancia acaba condicionando el abuso de su consumo. El tabaquismo es una enfermedad crónica sistémica perteneciente al grupo de las adicciones y está catalogada en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-IV de la American Psychiatric Association. Actualmente se cree la causa principal mundial de enfermedad y mortalidad evitable. Se considera una enfermedad adictiva crónica con posibilidades de tratamiento.
Según la Organización Mundial de la Salud el tabaco es la primera causa de enfermedad, invalidez y muerte prematura del mundo.[1] En Europa el tabaquismo provoca cada año 1,2 millones de muertes. Está directamente relacionado con la aparición de 29 enfermedades, de las cuales 10 son diferentes tipos de cáncer, y es la principal causa del 95% de los cánceres de pulmón, del 90% de las bronquitis y de más del 50% de las enfermedades cardiovasculares. En España cada año mueren más de 50.000 personas debido al consumo de tabaco, más que por los accidentes de tráfico y el consumo de todas las drogas ilegales juntos. fumar puede ser el causante de varias enfermedades, como el cáncer de pulmón, la bronquitis tipo R2, el enfisema pulmonar (perforación de los pulmones), y un tipo de gripe dañina por la cual el cerebro puede absorber el agua que ingerimos.
En el año 2004, la Organización Mundial de la Salud estimaba en 4,9 millones el número de muertes anuales relacionadas con el consumo de tabaco. Pese a existir una probada relación entre tabaco y salud, esto no impide que sea uno de los productos de consumo legal que puede matar al consumidor asiduo.
Fumar un sólo cigarrillo da lugar a una elevación del ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la tensión arterial. El humo produce una reacción irritante en las vías respiratorias. La producción de moco y la dificultad de eliminarlo es la causa de la tos. Debido a la inflamación continua se produce bronquitis crónica. También produce una disminución de la capacidad pulmonar, produciendo al fumador mayor cansancio y disminución de resistencia en relación a un ejercicio físico.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Prácticas y Discursos en Bourdieu


Bourdieu parte de la premisa de que el mundo social transcurre en espacios sociales concretos. Este está conformado por un conjunto de bienes y propiedades o el equivalente en términos Bourdianos en “capitales”. En este sentido encontramos tres tipos o especies de capital: económico, social y cultural. El capital económico hace referencia más bien a la cantidad de bienes materiales; el social, al número y calidad de las relaciones sociales y el cultural alude a la cantidad de conocimiento acumulado. Encontramos un cuarto capital, el simbólico, que, al decir de Alicia Gutiérrez
[1]: “este se encuentra menos explicitado. En un primer momento era utilizado como una manera de distinguir la acumulación de ciertos bienes no estrictamente económicos, como el honor, prestigio, relaciones, conocimiento. En escritos posteriores se lo encuentra definido como “(...) forma particular de capital, el honor en el sentido de reputación, de prestigio, como capital fundado sobre el conocimiento y reconocimiento”. Se trataría entonces de una especie de capital que juega como sobreañadido de prestigio, legitimidad, autoridad, reconocimiento, a los otros capitales (ídem).
La distribución de capitales da origen a “posicionamientos”, es decir que estos espacios concretos aparecen estructurados en sistemas de posiciones, las cuales obedecen a la desigual distribución patrimonial. Las relaciones que se establecen entre los agentes son relaciones de fuerza o de dominación.
En la medida en que en ese espacio social concreto haya lucha y competencia se va a transformar en un campo. Bourdieu define a los campos sociales como: “espacios de juego históricamente constituidos con sus instituciones específicas y sus leyes de funcionamiento propias”.
Hay un segundo momento, en términos analíticos, en donde este espacio objetivo se internaliza, “se hace cuerpo”. Aquí Bourdieu introduce el concepto de “hábitus”, que no es más que el sentido del juego o “el juego social incorporado”. Desde la estructura un hábitus, cuyas características responden a un campo objetivo particular por la posición que se ocupa en ese campo, es que el agente aprende a moverse respondiendo a la lógica y a las exigencias que le impone el juego.
Bourdieu define a los hábitus como “sistemas de disposiciones durables y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y de representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin”.
En otros términos, puede decirse que se trata de ciertas disposiciones a actuar, percibir, valorar, que tienen que ver con la historia de vida del sujeto. Desde este punto de vista las representaciones, desprendidas de la estructura del hábitus, se constituyen como las formas en que se vuelve a presentar el espacio social concreto. El mundo social, para Bourdieu, puede entenderse en términos simbólicos, un espacio en donde se insertan los “estilos de vida”, o sea, maneras de nombrar, explicitar (mediante símbolos) un modo de ser y de actuar.
Esta realidad puede ser objeto de distintas actos de nombramiento, por lo que las visiones y las di-visiones varían con la posición, con el “punto de vista” desde el cual se mira.
Los símbolos constitutivos de las representaciones y, por lo tanto, del mundo social, se materializan en las “prácticas” y en “los discursos”. Los discursos son fundamentales para Bourdieu en el sentido de que” “el mundo social es el lugar de luchas a propósito de palabras que deben su gravedad –y a veces su violencia- al hecho de que las palabras hacen las cosas”
[2].
Hay que entender la visión de práctica para Bourdieu, en términos de estrategia: “ella es el producto del sentido práctico como sentido del juego, de un juego social particular, históricamente definido”.
[3]

¿Las prácticas debe ser entendidas en términos de estrategias?

Toda práctica debe ser entendida en términos de estrategia de defensa de los intereses ligados a la posición que se ocupa en el campo de juego específico, y no necesariamente sujeto a la reflexión consciente de este mecanismo. Los actores llevan a cabo estrategias que tienen como objetivo mejorar su posición dentro del campo y por un lado encontramos, parafraseando a Bourdieu, a “aquellos que dentro un estado determinado de la relación de fuerzas monopolizan el capital específico, se inclinan hacia estrategias de conservación, mientras que quienes disponen de menos capital (que suelen ser los recién llegados, los jóvenes) se inclinan a utilizar estrategias de subversión: las de la herejía”
[4].
Bourdieu insiste en el hecho de que el principio de las estrategias no es la búsqueda consciente de la “maximización de la ganancia específica”, sino una relación inconsciente entre un hábitus y un campo. Estas estrategias son acciones que están objetivamente orientadas hacia fines que pueden no ser lo que se persiguen subjetivamente. Nos habla Bourdieu de una “necesidad inmanente del campo”, a la que la gente puede obedecer y satisfacer las exigencias inscriptas en él, con sólo dejar actuar su hábitus y no por ello estará buscando una maximización de un provecho específico.



[1] Gutiérrez, Alicia, “Las prácticas sociales”; op. cit.
[2] Bourdieu, Pierre, “Cosas dichas”; op. cit.
[3] Bourdieu, P., “De las reglas a las estrategias”, en “Cosas dichas”, op.cit.
[4] Bourdieu, P. “Sociología y cultura”, op. cit.

¿Las tribus urbanas que son?

En los años siguientes los jóvenes pasaron a adoptar una vestimenta y normas de comportamiento que los distinguían como grupo social. Se popularizan los jeans, las faldas se contraen, los hombres se dejan crecer el pelo y las mujeres se lo cortan y todo lo que va dirigido a la juventud tiene un diseño diferente
A su vez los jóvenes comienzan a agruparse según sus gustos e intereses. Aparecen los hippies, los motociclistas, los rockeros, los que les gusta la música disco, luego los punks, los breakdancers etc. Y ese escenario ha ido evolucionado a tal punto que hoy se ha vuelto casi incomprensible.


Dentro de cada grupo hay una amplia gama de sub - clasificaciones que parece ir en aumento. Son las llamadas TRIBUS URBANAS.

El término tribus urbanas fue utilizado por primera vez por el sociólogo francés Michel Maffesoli, en un libro llamado “El tiempo de las Tribus”. A juicio de este estudioso las tribus serían grupos fundados en la comunidad de emociones(o sea que se emocionan con las mismas cosas) que se oponen a la pasividad del individuo común frente a la sociedad de masas (o sea que no ven los estelares de la TV abierta) que socializan usando los mismos códigos, tienen las mismas costumbre y frecuentan los mismos lugares.

Todo esto te puede sonar un poco obvio, pero la gracia de Maffesoli es que lo dice un poco más complicado.

En resumen las tribus reúnen a jóvenes que comparten espacios similares y se comunican a través de los mismos códigos estéticos, se visten parecidos, hablan parecidos y sobre todo escuchan la misma música.

Conforman una unidad homogénea pero si se los compara con el resto de la sociedad son bastantes diferentes o por decirlo de otro modo, “especiales”.

En nuestro país las tribus han sido tema de conversación en todos los hogares introducidas por el acontecer nacional, por las crónicas policiales y el periodismo de farándula.

Dentro del enredo de géneros y subgéneros, ahí van algunas de las tribus que podemos encontrar en nuestro país:

Artesanas; versión criolla de los hippies que encontramos en las ferias artesanales.

Punks; una tribu muy longeva, por acompañar su estética por un discurso político claro.

Skins heads; hay de todas las vertientes políticas, aunque los más conocidos son los más violentos.

Rastas; seguidores de su alteza imperial Haille Sellaseis.
Pelolais; en rigor no son una tribu, o no deberían serlo.

Veganos; un poco más vegetarianos que los vegetarianos.

Metaleros; escuchan guitarras distorsionadas y mueven la cabeza frenéticamente.

Regaaetoneros; practican el perreo y no necesitan mayor presentación.

Emos; reclaman la supremacía de las emociones y son devotos del grupo Kudai.

Pokemones; con cortes de pelo estrambóticos, tanto que dan la impresión de usar una cortadora de pasto como almohada. Parecidos a los Emos y bailadores de reggaeton.

Otakus; fanáticos de la animación japonesa, a veces se disfrazan de monos animados.

Góticos; escuchan Bauhaus, visten de oscuro, algunos se disfrazan de vampiros y hasta alardean de beber sangre los fines de semana.

Hip Hoperos; visten ropa ancha y ponen caras de malos y por supuesto bailan hip-hop.

Estas son algunas de las famosas tribus urbanas, bueno sería que los adultos estuvieran informados sobre el andar de los adolescentes y de esa manera no se asusten cuando les informen o se enteren que sus hijos están en algunas de estas tribus no es por que sea malo pero debemos saber hasta que punto puede a una persona influenciar esto o no.






Irving Goffman. Estigmas entre Normales y Estigmatizados/as

Irving Goffman (1922-1982) se dedicó al estudio de la sociedad y la psicología social. Goffman, de origen canadiense, ha sido señalado como uno de los fundadores del Interaccionismo Simbólico. Su más grande contribución ha sido precisamente el rescate en un momento clave de la disciplina sociológica, de lo que aparentemente pasa inadvertido, lo trivial, lo ritual, lo cotidiano: la interacción de los y las individuas (en este caso normales y estigmatizados/as). Es así, como su teoría se encuentra entre dos escenarios: el social y el psicológico. De allí el uso del termino orden interactivo. Goffman, ha sido de alguna manera visto con recelo y duramente criticado por aquellos otros teóricos que consideran que la Sociología es una ciencia aséptica, objetiva y rigurosa. Y por ende su objeto de estudio es mensurable y disciplinariamente estudiado.

En este breve análisis, se pretende comprender las nociones básicas que plantea el autor con relación al estigma y su posible utilidad para entender el problema de la mujer como construcción social. Es así como se abre paso a la siguiente interrogante ¿Ser mujer, para los hombres y la sociedad en general, representa un estigma?. Simone de Beauvoir (1908-1986) filosofa, señala de manera categórica que No se nace mujer, llega una a serlo […] la civilización en su conjunto es quién elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino. Desde tiempos inmemoriales han existido mecanismos de interacción intraespecie que modelan la selección y clasificación de unos con respecto a otros.

En este sentido señala Goffman que la disciplina que se ha ocupado de forma intensa de los estigmas ha sido la psicología socia, de forma precisa emite su primera noción de lo que es un estigma, señalando que se trata de la situación del individuo inhabilitado para una plena aceptación social. Goffman, basa sus estudios en la revisión de casos clínicos lo que a nuestro juicio genera un sesgo en cuanto al análisis, ya que el enfoque sociológico del cual el mismo autor hará uso más adelante, observa elementos constituyentes del entorno y lo colectivo más allá del aspecto psíquico e individual propios de realidades particulares.

Los estigmas son un asunto social, pues tienen que ver con la escala relacional que rige a los distintos miembros de la especie humana. Saber cómo se van construyendo las normas que reglan dichas relaciones, cómo se establecen los roles de cada quién, cómo es que el lugar socialmente comprometido para cada organismo se encuentra preestablecido por un sentido común colectivo y casi que intangible a las estructuras simbólicas formales, son interrogantes propias del escenario sociológico.

Por otra parte, señala el autor un concepto que nos pareció importante por su utilidad en el análisis sociológico. Dicho concepto es el de información social, el cual se encuentra planteado por el autor como la información que proyecta el individuo sobre sí mismo. Todos y todas proyectamos una imagen social y culturalmente construida e interesada. Actuamos según el rol.

Los estigmas cuentan con una variedad que asombra, en tal sentido, asumiremos que por estigma se entiende marca (desde su origen etimológico). Estas marcas o signos cuentan en este caso con una objetivación negativa. Lógicamente que en cuanto a las marcas corporales concretamente, hay toda una historia (Goffman llama a esto condiciones estructurales previas) que traspasa culturas y fronteras. En China a las mujeres se les obligaba preservar el tamaño del pie, llegando incluso a la castración, pues la norma social oriental señala como inadmisible que una mujer tenga un pie de un determinado tamaño. En el caso del medio oriente, tenemos por ejemplo la práctica en Egipto y África subsahariana de la infibulación en la población femenina a partir de la edad de cuatro años, con el objeto de cuidar o preservar el honor, evitar el placer y hacer más deseable el intercambio del objeto sexual que representa la mujer. En fin, para preservar una tradición cultural milenaria. En el caso de las mujeres pobres del continente americano observamos, por ejemplo, Ciudad Juárez (México) con los indicadores más elevados en feminicidios, ni hablar de Guatemala. En Europa, se aprecia igualmente la recurrencia de la violencia física y altos índices de eliminación física de mujeres. En todos los ejemplos anteriormente señalados, hay marcas o estigmas corporales, físicos, culturales y sexuales presentes en los normales tanto como en las estigmatizadas.


Las mujeres, hasta ahora hemos sido construidas desde otras voces, el lenguaje es un medio de dominación poderoso. Jean Jacques Rousseau en su libro Quinto del Emilio o la educación, nos describió como la dama de la alcoba y el hogar, sostenedora del hombre público y además reproductora de la especie. Por otra parte el Marqués de Sade nos describía, en su texto Filosofía del Tocador, como las mujeres dueñas del imperio de su sexualidad, sin inhibiciones, transgresora y ejerciendo ataques contra las instituciones sociales impuestas para la época, llegando a la degradación de la mujer e invitando al exterminio de la madre como arquetipo social. Es decir, castidad versus indecencia. Ambos valores, estigmas propios de una sociedad que guarda entre sus resquicios una práctica moral doble.

Suele suceder que para la mujer se han troquelado roles, se han escrito en las paredes de la sociedad funciones, espacios a ocupar y formas de comportarse, y cualquier variación en esta norma es una ruptura de la identidad social normada. En tal sentido Goffman, ratifica y señala que la Identidad Social (IS), necesaria para presentarse ante la sociedad no es más que atributos personales, valores y atributos estructurales o roles. Esta IS, siempre ha creado expectativas sociales (lo que el colectivo espera), al ser defraudada la audiencia social en función del estereotipo de normalidad femenina, que es el caso concreto que nos ocupa, se cae en una polarización de la conducta: identidad real e identidad virtual en pugna. Como consecuencia tenemos que la mujer que se atreve a rebelarse contra la identidad social construida desde otras voces, pasa a ser blanco de violencia en todos los sentidos. Ocupar espacios laborales tradicionalmente concebidos para lo masculino, se traduce en el quiebre del ícono de la mujer tradicional, madre y reproductora, experta en el arte del cuido y el silencio.